lunes, 15 de septiembre de 2014

Dice que es la niña más feliz del mundo, brilla su sonrisa un poco más que ayer


Amor: Sentimiento que siente una persona por otra. Grande como cada uno quiera y doloroso cuanto le permitas.
¿Quién dice que no se puede amar a cualquier edad?
Y luego, lo que siente un hijo por su madre, ¿que es?
¿Quién dice que a los 17 años no puedes amar a otra persona? que a esa edad no saben lo que significa esa palabra.
¿Quién ha escrito esa regla?
Y en caso de que alguien la escribiera; ¿las reglas no están para romperse?









¿Y si nosotros somos la excepción?

viernes, 12 de septiembre de 2014

Simplemente son finales

La gente decía que no iban a durar mucho, que lo suyo era una relación sin futuro.
Y, en cierta manera, tenían razón. Él era de esos chicos chulos, a los que le dan igual el resto de las personas, estaba siempre metido en algún lío, no le gustaban las relaciones. Ella, una chica normal. Sacaba buenas notas, no se metía en muchos líos.. no era la hija perfecta, de ningún modo, pero se esforzaba por serlo.
Eran polos opuestos. Al principio, como en las mejores historias de amor, no se podían ni ver. Pero al final no podían vivir el uno sin el otro.
Él sabía que no era lo suficientemente bueno para ella, pero quería intentarlo. 


Ella sabía que no había ninguno mejor que él.
Los días pasaban y, como se suele decir, 'El que se pelea se desea' y ellos se morían el uno por el otro.
Él, que tanto miedo le tenía a las relaciones, se vio metido en una. Y le gustaba. Le gustaba la sensación de tener a alguien a su lado. De poder abrazarla, mimarla, protegerla.. Porque sabía que pasara lo que pasara ella siempre iba a estar ahí.
A ella, por el contrario, lo que más le gustaba era la sensación que él le daba, cada vez que el rozaba su piel, ella se estremecía. Le gustaba el sabor de sus labios. Él era todo lo contrario de lo que sus padres querían para ella y eso, le gustaba más.
 Aunque muchas veces chocaban; él jamás había tenido una relación y había cosas que no llegaba a comprender de lo que significaba eso. Y ella muchas veces podía ser muy cabezota. Pero siempre que peleaban lo solucionaban después.
Pero era la vida real, no una de esas típicas historias de amor, y en la vida real no hay finales felices, simplemente hay finales.
Y por algún motivo, el destino no quería que ellos siguiesen juntos.
O quizás, el hecho de amarse tanto y ser a la vez tan diferentes no les dejaba seguir con esa relación.
Se alejaron, cada uno fue por su lado. Rehicieron sus vidas, para mejor o peor, eso no se puede decir. Pero que ellos se amaron como no habían amado antes a nadie, estaba claro.
Porque, ¿quién dijo que todas las historias de amor tenían que tener un final feliz? Que mas dará el final, lo que importa es que el amor que sintieron fue de verdad. Que ellos se amaron como jamás habían amado a nadie. Y que dentro de 10, 20 o 30 años van a recordar a esa persona, y van a hacerlo recordando los besos, las caricias, las cosas buenas.. no las discusiones, ni las peleas, y muchísimo menos el final.
Porque al fin y al cabo, Roma no se construyó en un día.
 ¿O me equivoco?


martes, 9 de septiembre de 2014

Budapest..

Hola! Solamente quería dejaros unas fotos, hace unos meses estuve en Budapest y bueno, me enamoró, es precioso, jamás un lugar me había gustado tanto. Bueno, aquí tenéis.























lunes, 8 de septiembre de 2014

Imagina

Cierra los ojos,  y respira pausadamente. Imagina que estás en tu sitio favorito.
¿Lo sientes? Sientes como la tranquilidad fluye por tu cuerpo, como los problemas desaparecen, como estás en paz contigo misma... Ahora imagina que estás en ese lugar con alguien al que quieres mucho. Puede ser quien tu quieras; un hermano, una madre, un amigo, un novio..
Quieres compartir un pedacito de ti con esa persona. Quieres transmitirle lo que sientes tu cuando estás ahí. Estáis los dos sentados  a la orilla del mar, o quizá en un campo.. Y sin darte cuenta, le estás dando el privilegio a esa persona de conocer algo de ti, por muy insignificante que le parezca, que antes no sabía.
Has dado un paso muy importante en tu vida. Has compartido algo que te hace feliz para que haga feliz a otra gente. Y te gusta esa sensación. La sensación de tener todo bajo control, de saber que le has dado la oportunidad a alguien de utilizar ese sitio para relajarse, como tú solías hacer. Te sientes bien, contigo misma, y con el mundo.








Cuando te paras a pensar en las cosas que has hecho por esa persona, que ahora no está ahí a tu lado, es cuando empiezas a pensar en todas aquellas que hubieras sido capaz de hacer, como podías poner la mano en el fuego pensando que no te quemarías, confiar ciegamente hasta tal punto que hiciera lo que hiciera no lo verías como malo. Ser capaz de partirte la cara con quien fuera, y así evitar que no recibiera nada y que llegue un día y tengas que reconocerte a ti como persona que lo que te decían era cierto, que de tantas palabras que te decía, luego había mil que decía a las espaldas, siendo tan cobarde de decirlo por detrás y no a la cara.


 Ese día en el que te paras a pensar y dices: Si tu  eras mi gran apoyo y me has fallado, ¿quien me va a fallar ahora? Porque a unas malas, un fallo se perdona, que alguien te falle pues se olvida, pero que te falle y te decepcione como persona, eso es un error mucho más grande.

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Aprendiendo a vivir aunque me cueste la vida. Hab.448.

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