viernes, 12 de septiembre de 2014

Simplemente son finales

La gente decía que no iban a durar mucho, que lo suyo era una relación sin futuro.
Y, en cierta manera, tenían razón. Él era de esos chicos chulos, a los que le dan igual el resto de las personas, estaba siempre metido en algún lío, no le gustaban las relaciones. Ella, una chica normal. Sacaba buenas notas, no se metía en muchos líos.. no era la hija perfecta, de ningún modo, pero se esforzaba por serlo.
Eran polos opuestos. Al principio, como en las mejores historias de amor, no se podían ni ver. Pero al final no podían vivir el uno sin el otro.
Él sabía que no era lo suficientemente bueno para ella, pero quería intentarlo. 


Ella sabía que no había ninguno mejor que él.
Los días pasaban y, como se suele decir, 'El que se pelea se desea' y ellos se morían el uno por el otro.
Él, que tanto miedo le tenía a las relaciones, se vio metido en una. Y le gustaba. Le gustaba la sensación de tener a alguien a su lado. De poder abrazarla, mimarla, protegerla.. Porque sabía que pasara lo que pasara ella siempre iba a estar ahí.
A ella, por el contrario, lo que más le gustaba era la sensación que él le daba, cada vez que el rozaba su piel, ella se estremecía. Le gustaba el sabor de sus labios. Él era todo lo contrario de lo que sus padres querían para ella y eso, le gustaba más.
 Aunque muchas veces chocaban; él jamás había tenido una relación y había cosas que no llegaba a comprender de lo que significaba eso. Y ella muchas veces podía ser muy cabezota. Pero siempre que peleaban lo solucionaban después.
Pero era la vida real, no una de esas típicas historias de amor, y en la vida real no hay finales felices, simplemente hay finales.
Y por algún motivo, el destino no quería que ellos siguiesen juntos.
O quizás, el hecho de amarse tanto y ser a la vez tan diferentes no les dejaba seguir con esa relación.
Se alejaron, cada uno fue por su lado. Rehicieron sus vidas, para mejor o peor, eso no se puede decir. Pero que ellos se amaron como no habían amado antes a nadie, estaba claro.
Porque, ¿quién dijo que todas las historias de amor tenían que tener un final feliz? Que mas dará el final, lo que importa es que el amor que sintieron fue de verdad. Que ellos se amaron como jamás habían amado a nadie. Y que dentro de 10, 20 o 30 años van a recordar a esa persona, y van a hacerlo recordando los besos, las caricias, las cosas buenas.. no las discusiones, ni las peleas, y muchísimo menos el final.
Porque al fin y al cabo, Roma no se construyó en un día.
 ¿O me equivoco?


1 comentario:

María dijo...

Como se suele decir: no llores porque terminó, sonríe porque sucedió.

Saludos, nos leemos.

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Aprendiendo a vivir aunque me cueste la vida. Hab.448.

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